La justicia en Sangüesa la administraba el Merino que vivía en El Castillón, en la cantera Santa Margarita, que tenía en aquella época tres iglesias, foso y muralla con saeteras. En aquellos tiempos se ejecutaba a las mujeres, generalmente por robar, de la siguiente manera: en el puente antiguo sobre el río Aragón (donde vosotros saldréis de noche a tomar la fresca del río), a las condenadas a muerte las metían en un saco, lo ataban con una soga y desde allí las descolgaban hasta “el agoa“, donde las pobres morían ahogadas.El Libro 51, asiento 415 nos da el ejemplo de María Gabriel, que en el año 1339 fue condenada a muerte por robar unos panales de miel. La metieron en la cárcel del castillo, donde quedó embarazada de algún carcelero. Las autoridades, muy legalistas, esperan a que nazca el crío y se lo dan a una matrona. A ella la meten en un saco atado con una soga y la ahogan en el río después de 304 días de prisión. Lo podéis comprobar en la Biblioteca Municipal.
En la próxima ocasión, hablaremos de lo que les sucedía a los hombres.
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