miércoles, 18 de noviembre de 2009

Rey-Monje-Soldado 1122

Doña Urraca, Reina de Castilla, según historiadores enemigos, era una mujer muy fogosa .Lo que ocurrió es que tuvo la desgracia de casarse con Alfonso I el Batallador, Rey de Aragón, con la fortaleza de un roble, que no tuvo otra ilusión ni empeño en su vida , que montarse únicamente en su caballo y espada en mano, en nombre de Dios, luchar contra todo el que se ponía delante suyo. Sobre todo musulmanes a los que arrebató Zaragoza y la mayor parte de Aragón. Fue un Rey-Monje-Soldado. Pobre Urraca le cayó el 20. Como este matrimonio no funcionaba, se disolvió y esto ocasionó que, ya mucho antes de su muerte, hiciera un testamento en el que dejaba todo su enorme patrimonio a Dios y en su nombre a las Ordenes Militares, entre ellas al Temple y a la Orden de San Juan de Jerusalén. En el año 1122 había fundado Sangüesa en el Camino de Santiago, para proteger éste, al estilo de las Bastidas francesas, con un gran cerco amurallado con numerosas torres, la repobló con colonos franceses que se trajeron hasta su Virgen de Rocamadour. Construyó un gran Castillo con una iglesia románica preciosa, Santa María, coronada por una pirámide de piedra al estilo de las francesas. Tanto el castillo como la Iglesia, fueron donadas a la Orden de San Juan de Jerusalén.

A su muerte. Los nobles navarros no reconocieron como válido el testamento, decía, repito, que dejaba su patrimonio a Dios, y tuvieron grandes diferencias con los monjes de dicha Orden. De ahí los dos escritos que presentamos del año 1255.
Se solucionó muy fácil. El obispo de Pamplona se apropió del cargo de Abad, de la Parroquia de Santa María, con los enormes ingresos que para este cargo provenían de los Diezmos y que de hecho siguió cobrando hasta que en 1833 se abolieron dichos Diezmos.





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