miércoles, 24 de octubre de 2012

Haciendo Memoria (V)


HACIENDO MEMORIA (V)

 

Los jornaleros se juntaban todos en el cruce de la calle Mayor con la de Santiago al amanecer, así cuando salían de misa del Rosario todo el que necesitaba contratar peones lo hacía allí y enseguida estaban dispuestos para ir a trabajar donde se les necesitaba. Había casas pudientes que tenían peones fijos o de temporada, que se solían  contratar en Septiembre el día de San Miguel desde tiempo inmemorial. 

 

Con los años se fue extendiendo el cultivo de las hortalizas a las zonas de Cantolagua y Ribalagua siendo preferidas a las de Pastoriza por su cercanía. Otro producto que tenía mucha importancia en primavera  era la cría de planta de tomate, lechuga, escarola, pimientos, cebollino y otros, que tenían su mercado en los pueblos vecinos donde no existía huerta pero compraban los necesarios para cultivar  para su consumo familiar. Se criaba bastante remolacha azucarera que por medio del ferrocarril de El Irati se mandaba a las azucareras. Esto comportaba que en invierno se contratasen muchos peones para su limpieza y venía muy bien pues en esa época no había actividad en las huertas.

 

De industrias  funcionaba la Industrial Sangüesina que se dedicaba al trabajo de la madera, hacer tablas y tablones de los troncos  que del Pirineo traían los camiones o las almadías y dos harineras. El transporte de viajeros se hacía en autobuses, la Veloz que hacía el servicio con Pamplona, Sos, Cáseda y Tafalla y la Roncalesa que unía Pamplona y Roncal y todos los pueblos del itinerario. En invierno se aprovechaba el tiempo para la limpieza de los montes cercanos y la leña que se sacaba era para guisar y calentar todo el año. Se hacían particiones llamadas “suertes” que luego se  adjudicaban al que lo solicitaba por sorteo y de ahí se cortaban  los pies sobrantes de los árboles y coscojos pero nunca los troncos, para eso vigilaba el guarda que por el ruido que hacían las hachas sabía la clase de leña que se cortaba.  También  el Ayuntamientos sorteaba entre los solicitantes unos trozos de tierra blanca que se llamaban parcelas y otros que se transmitían de padres a hijos que se llamaban escalios de algo menos de una hectárea.  

Repito se vivía del cultivo intensivo de  la huerta y  todo el  año consumíamos los productos del tiempo, sobre todo hortalizas,  fruta  y el vino, y el excedente era vendido en  la montaña de Navarra y Aragón, Jaca y Pamplona. La vida  era alegre, se cantaba mucho en la calle, en las tabernas  y se jugaba en el frontón a la pelota. De cuando en cuando había riñas entre los jóvenes, pues se bebía mucho vino, era barato y se hacían grandes merendolas sobre todo en las fiestas patronales que eran muy divertidas, se dormía poco, dos o tres horas  cada día y la gente joven generalmente en el pajar, para madrugar sin pereza e ir al encierro, que era muy temprano. Desde  niños se iban formando cuadrillas, generalmente por coincidir en el temperamento y muchas de éstas perduraban toda la vida. Unas más numerosas y bulliciosas que otras y siempre había una o dos que tenían su propia charanga, toda vez que en Sangüesa siempre ha habido mucha afición a la música y los directores de la banda municipal se cuidaban de formar muchos y buenos músicos. Recuerdo la cuadrilla de la Ochava, la del Batajo, la de la Estrella, la de la Bota y otras.

 

En el año 1931 se constituyó en España la Republica y recuerdo una gran manifestación de los obreros del canal, con gran disgusto del pueblo que en general era de derechas y la mitad del partido Carlista. Enseguida quitaron los crucifijos de las escuelas, y en contestación, a todos los niños, nuestras madres o abuelas nos pusieron un crucifijo cosido en la solapa de la chaqueta o del jersey y antes de entrar en la escuela que estaba en la plaza de toros antigua, hacíamos una visita al Cristo de San Salvador y rezábamos un Padrenuestro.

En aquellos tiempos se estaba construyendo el Canal de las Bardenas y el túnel de Javier y había en Sangüesa varios cientos de obreros de todas las partes de España, la mayor parte a pupilo  o patrona en casas particulares y otros agrupados en pisos ellos solos. En toda España eran momentos de mucha inquietud social, tanto laboral como económica y eso se traducía en Sangüesa en malos humores. Los obreros, pobres, tenían que ir a trabajar andando 6 kilómetros o más, trabajar 8 horas y volver andando otra vez. En cuanto podían se compraban una bicicleta pero como los caminos que ellos transitaban  no estaban asfaltados, no ganaban para las cubiertas de las ruedas. ( Continuará)

 

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