lunes, 9 de enero de 2012

Viajes a Sangüesa en Navidad

VIAJES A SANGUESA EN NAVIDAD.

Con qué ganas esperábamos todos los años este viaje. Cuando llegaba la fiesta de Todos los Santos, pensábamos ¡ya falta menos!, pero según iban pasando los días  ya nos ilusionábamos y comenzábamos a pensar que turno de vacaciones cogeríamos .El primer turno era del 24 de diciembre hasta después de Año Nuevo y el segundo desde el día 31 hasta después de Reyes o sea ocho dias cada turno. Yo como siempre he podido hacerlo elegía el primero y así pasaba las Navidades en Sangüesa. Había que preparar el viaje pero de los turrones y ropas de abrigo se preocupaba mi esposa, yo tenía que tener el coche a punto para que no hubiera averías, mirar las ruedas, llevarlo al taller para la puesta a punto etc. pues una avería  en el camino y de noche hubiese sido lamentable,pero para eso estaba yo. Antes de marchar siempre llamaba al cuartel de la Guardia Civil preguntando como estaba el puerto de Sos del Rey Católico,si habia niebla , hielo o nieve  pues en aquellos tiempos no existía televisión ni nadie hablaba del estado de las carreteras. Con alguna peripecia máso menos  ya llegábamos a la cima del puerto y desde allí se veían a lo lejos las luces de Sangüesa de Rocaforte de Aibar y si la noche era estellada se adivinaba la sierra de Leyre. Más de una vez me paré en el alto del puerto para ver las estrellas, parecían naranjas de gordas,  se veía la Osa Mayor y la Menor las Siete Cabrillas y sobre todo Orión, con su pentagono de estrellas , que bien se veía la Betalgeuse , hasta se distinguía alguna Nebulosa. Todo fantástico, pensaba en media hora más en casa. Ya hemos llegado, yo a colgar en los armarios las ropas de las maletas, mi esposa corriendo a comprar comida, pues el dia de Navidad todo estaba cerrado. El  piso hubiese estado helado si antes algun sobrino no nos hubiese encendido la calefaccíón. Todo era alegría y caras redondas. Nos poníamos la ropa de abrigo especial que habíamos traído y mientras la esposa preparaba la cena yo me daba una vuelta por la calle Mayor a comprobar que el tiempo no pasaba y todo seguía igual que en el verano. Una vez en la mesa yo siempre me soltaba el cinturón  pues esa era una de las noches de tripada. Todo estaba superbueno  el cardo que habíamos comprado, el besugo,  los turrones, el café  el Pacharán y luego a cantar Villancicos así hasta que nos quedábamos afónicos de tanto cantar, pues yo siempre lo hacía por alto porque a mi esposa le gustaba hacer la segunda voz.
Al dia siguiente por la mañana comenzaban a bandear las campanas que retumbaban en los oidos al no tener ya la costumbre íbamos a Misa Mayor y allí cantaban la Misa Pastorela yo me quedaba ensimismado lo bien que cantaba el coro y ver a todos los vecinos,  saludar a todos y repetir el mismo disco a cada uno, así hasta la hora de comer. Pero ¿quién tenía ganas? Por fin se cumplía el expediente con la mesa y luego a visitar a los familiares y así se pasaba la semana en un bolado eso sí en medio el dia 28 se celebraban los Inocentes y habái que tener mucha cuenta pues cualquier amiga al mismo tiempo que te daba un golpecito en la espalda en señal de amistad te pegaba un muñeco de papel y notabas que una vez pasada la gente se sonreían y esa era la gracia.      




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