lunes, 7 de diciembre de 2015

Seguridad Social.Cataluña 1946

SEGURIDAD SOCIAL EN CATALUÑA.

Hoy dejo los temas antiguos y quiero explicar como se produjo la implantación de los Seguros Sociales en Cataluña, y posteriormente en España, en hechos vividos por mí personalmente.

Sabido es la gran tradición gremial que desde los tiempos más antiguos ha imperado en esta Región. Ya desde la alta Edad Media se constituyeron los Gremios, de Socorros Mutuos, cada uno según su actividad industrial, con sus Reglamentos y la figura del aprendiz, el oficial y el Maestro. Generalmente el aprendiz vivía en casa del Maestro donde se le alimentaba, vestía y se le enseñaba el oficio, sin percibir generalmente salario alguno y en ocasiones pagando parte de la costa. Cuando pasaban los años llegaba a la categoría de Oficial y abandonando la casa del Maestro, en la mayor parte de las veces de allí no pasaba, pues para ser maestro, tenia que hacer una obra maestra, que como tenia que ser valorada por los directivos del gremio que a la vez eran sus competidores profesionales rara vez superaba la prueba. Todos los agremiados pagaban una cuota para el sostenimiento de los socios enfermos.
Hubo gremios muy potentes sobre todo metalúrgicos y textiles, de algodón y de la lana, con implantación en Sabadell y Tarrasa y colonias industriales aprovechando los saltos de agua de los ríos.

En España ya se habian creado por Dato los llamados Seguros Antiguos, los famosos diez centimos. Pasada la Segunda Guerra Mundial aparecieron los seguros sociales con dos modelos distintos, el inglés donde todos pagaban la misma cantidad y cobraban igual pensión, y el alemán, que en el mundo laboral establecía categorías profesionales con unos sueldos base establecidos para cada categoría.

En el año 1946 se fundó la Mutualidad Laboral Siderometalúrgica de Cataluña y ese mismo año ingresé en la plantilla de la misma, en la sección de caja porque provenía del Banco de Bilbao. En un principio hubo sus más y sus menos, porque como eran unos tiempos altamente politizados, unos personajes querían que dependiesen las Mutualidades de la Organización Sindical y otros del Ministerio de Trabajo. Por fin quedaron incorporadas a este Ministerio. No obstante la dirección de funcionamiento se hizo depender de la Organización Sindical. Para ello en los sindicatos se hicieron elecciones entre las empresas y se constituyó una Asamblea a nivel de Mutualidad, que estaba formada por patronos, técnicos y obreros en una proporción establecida. De esta Asamblea se eligió la Junta Rectora que se reunía a nivel de Entidad una vez al mes y de aquí una Comisión Delegada que lo hacia cada semana a nivel provincial. La Comisión aprobaba los expedientes de prestaciones de Jubilación, Viudedad, Orfandad y otros y la Junta los confirmaba en sus reuniones mensuales. El pago se hacia inmediatamente y generalmente al mes de haberse presentado la solicitud si la documentación era conforme.
Para la puesta en marcha de la Seguridad Social se organizó un cuerpo de Inspección que en dicha Mutualidad se componía de unos quince miembros con el fin de ayudar y poner al día las cotizaciones de las empresas y que por localidades, fueron recorriendo las oficinas y las centros de trabajo orientándoles para la puesta en marcha.

Los seguros sociales fueron muy bien acogidos por todos, pues a la empresa no le representaba ningún gasto puesto que su importe lo cargaba en el precio del producto y a los trabajadores porque prácticamente al día siguiente de darse de alta tenían derecho a medico, medicinas y hospitalización, nunca hasta entonces conseguido.
Era una tarea ardua por la complejidad que llevaba consigo, con varias bases de cotización, las de Seguros Sociales, accidentes y enfermedad, pero la verdad es que en un par de años toda la industria del metal en Cataluña, mas de doscientos mil cotizantes se puso al día. Las empresas grandes se podían permitir el lujo de tener un gestor que les hacia el trabajo, pero las pequeñas sudaban tinta. Con el tiempo y dada la legislación cambiante continuamente, unos y otros acabaron en manos de los gestores.
El Cuerpo de Inspección formado por personas que como era una tarea provisional de puesta en marcha no trabajaba a plena dedicación, estaba formado por periodistas, militares de cierta graduación y cargos civiles de bastante categoría y consiguieron que en un tiempo record de un par de años, la inmensa mayoría de las empresas repito, cotizasen a la Seguridad Social. En el caso de mala fe, fueron unos pocos, daban cuenta a la Inspección de Trabajo, la cual levantaba la correspondiente Acta de Infracción y se le exigía el pago a través de la Magistratura de Trabajo.
Como el dinero llego de golpe y las prestaciones requerían condiciones de antigüedad y otras, se produjo en un principio un superavit de capitales formidable.
Estas reservas se usaron para reparar las instalaciones industriales que estaban destruidas por la guerra civil , los ferrocarriles, los puertos, Altos Hornos de Vizcaya, Sagunto , las Residencias de la Seguridad Social, graneros del Servicio Nacional del Trigo e instalaciones como Ensidesa, la Seat y Enasa.
Con el tiempo las prestaciones fueron aumentando vertiginosamente mientras las cotizaciones estaban estancadas, con lo cual hubo que cambiar el sistema de Capitalización y el déficit fue compensado con la aportación de los Presupuestos Generales del Estado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La información me ha parecido útil, concisa y de facil entendimiento. Perfecta como referencia rápida