En este escrito sobre las suertes de Peña he querido detallar de una forma minuciosa como se limpiaban los montes en aquellas fechas en Navarra y en especial en Sangüesa y al mismo tiempo surtian los hogares de las casas de leña para calentarse y para cocer los alimentos que nos servian de comida. Hoy esto ya no hace falta porque en la totalidad de las casas vecinales ya no se usa la leña , sino el butano creo que de Noruega cuyo terminal pasa por el término municipal de Sangüesa. Siempre recuerdo que un año fui con mi padre a la suerte y cuando estábamos preparando la carga para las dos caballerías que teníamos , hacia tanto frío que a mi padre llegó un momento que se le bloqueó la boca y casi no le entendía cuando hablaba y le grité ¡Padre, padre , deje todo corra y vámonos que se va a helar! Y así lo hicimos bien cubiertos con las mantas, aunque la verdad no andaba aire y es que hay lugares en la montaña en que se multiplica tanto el frio como el calor, esto en determinados días, no siempre.
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