viernes, 4 de enero de 2013

Mi primer juguete 2

Mi primer juguete

 De esto ya hace 85 años . Yo tenia tres años y en aquellas fechas los regalos de Reyes eran de una simplicidad tremenda . Recuerdo que éramos cinco hermanos y dormíamos tres en una cama grande de hierro , bien arropados asomando solamente la nariz fuera de las sábanas, pues no había calefacción y  en Sanguesa  a cuarenta kilómetros del Pirineo, hacia mucho frío , pero antes nuestra madre nos había calentado la cama con un instrumento que se llamaba el calentador y consistía en un recipiente de cobre con una tapa donde se colocaban brasas sacadas del fogón de la cocina . Este recipiente tenia una palo largo y se pasaba varias veces por entre las dos sabanas hasta que estas se calentaban bien , además el colchón era de lana del Roncal que mantenía el calor del cuerpo mientras estuvieses metido. Una vez los tres hermanos metidos en la cama , las mantas que también eran de lana se doblaban entre el colchón y el somier . Este consistía en un cuadrado de varillas de hierro y varios muelles de cobre que se hundían con el peso del cuerpo donde este se apoyaba y de verdad que eran muy buenos para el cuerpo. Recuerdo que el día de víspera de Reyes se hacia en el pueblo la cabalgata que consistía en tres mozos con vestidos de reyes, montados en unas mulas adornadas y con muchos pajes vestidos a la usanza y salían las charangas de música por la calle Mayor. Cuando se acababa la cabalgata corriendo nos llevaban a casa , nuestra madre nos daba de cenar a toda prisa y nos metía en la cama con el consabido ¡cerrar bien los ojos y a dormir , porque si los pajes os ven despiertos no os pondrán nada!. Asi que apretábamos los puños y a dormir se ha dicho. El despertar era estruendoso, los mayores se despertaban los primeros e iban a la sala a ver que les habían puesto . A mi recuerdo que me pusieron un caballo de cartón de tres palmos de alto con unas bridas para arrastrarlo. Era muy majo , recién pintado de marrón sobre una tabla donde descansaba y tenia cuatro ruedas de madera , así que lo llevaba corriendo desde la sala por el pasillo hasta la cocina , venga gritar de alborozo, haciendo ruido pues los suelos eran de madera para el frio. . Lo contento que yo estaba con mi caballo , pero hubo un percance y es que cuando me canse de correr con él, me quise montar , los clavos de las ruedas se torcieron y ya no rodaban y ¡oh desesperación! ya no  se lo podía enseñar a mis amigos , que seguramente tendrían un regalo mas feo. Recuerdo que en el balcón ponían un plato con avena y otro con agua para los caballos y una botella de anís para que los pajes se quitasen el frío. Sufrí una gran decepción pues aunque mi padre me arregló las ruedas yo ya no podia montar en el caballo que era lo que yo hubiese querido .Tal es así , que al año siguiente yo ya no quería caballo así que les pedí a los Reyes que me pusiesen un rompecabezas que era una caja de cartón que tenia seis cubos también de cartón con una figura pintada en cada lado y así poniéndolas en cierto orden se formaba una figura distinta , era muy bonito y yo disfrutaba haciendo ver a las personas mayores lo listo que era haciendo las diferentes figuras.

Los  niños de ahora nos compadecerán cuando les digamos la clase de juguetes que teníamos comparados con los que ellos tienen ahora.    

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