lunes, 16 de julio de 2012

Haciendo Memoria (II)

continuación:
Como no había piscinas, íbamos a nadar al río, bien a la presa o a la badina de Ribalagua, depende de lo que sabía nadar cada uno. También a la Onsella, pero no  era normal porque había poca corriente, muchos pozos y alguno muy peligroso. Los que se ahogaban casi siempre era por cortes de digestión, pues  el agua era muy fría en el Aragón.
Otro entretenimiento sobre todo en primavera y otoño, era ver bajar las almadías en el río,  por el portillo de la presa, pobres hombres, pues generalmente y dependía del caudal del río, al que la dirigía se mojaba en un segundo hasta la cintura, pues el primer tramo se hundía en el agua  y al volver a elevarse, tenían que remar con todas sus fuerzas, pues la corriente les llevaba hacia la izquierda, donde está la salida del canal y la Iglesia. Generalmente solían aparcar las almadías en Ribalagua una al lado de otra y pasaban la noche en Sangüesa, solían ir a la fonda de Mozocoche en la Mediavilla y al día siguiente temprano bajaban la presa y a mojarse se ha dicho. Casi todos acababan con reuma cuando eran mayores. Muchos pasaban  por la tarde e iban a parar a Murillo o Carcastillo. Pero lo malo no estaba en Sangüesa, sino en la Foz de Arbayun o por Salvatierra. Mi padre me contaba que en Arbayun se ahogaron un año dos hermanos.
También era curioso ver pasar los rebaños que bajaban del Roncal a últimos de Septiembre y que se dirigían a la Bardena, con sus grandes cabrones(machos cabrios) y  sus esquilones, los perros, que además de los del ganado, llevaban unos mastines enormes del Pirineo con unos collares de clavos muy afilados para defenderlos de los lobos y algún oso que decían había en la alta montaña. Todos llevaban un jumento con ropa, paraguas y comida. Llamaba la atención unos espalderos hechos con piel de cabra que llevaban los pastores. Cada rebaño se componía de unos cuantos miles de ovejas y alguna cabra. Del Roncal bajaban por la cañada, en la sierra de Leyre por cerca del paso del Oso y por encima del Monasterio, monte abajo, sin dejar la cañada pues los animales iban comiendo mientras andaban, así hasta llegar a Sangüesa, en donde paraban en los corrales del Gordo donde empieza la calle  San Francisco Javier y allí dormían, en casa de la Roncala.Cuando salian de los corrales, bajaban cincuenta metros y enfilaban la carretera de Sos hasta la Magdalena y dejaban la carretera hecha un asco pues los excrementos de las ovejas son muy visibles y apreciados como abono para los campos. Varias mujeres muy hacendosas ellas solian barrer la carretera con escobas fuertes de hierba y se llevaban a su casa la chirria que habían dejado las ovejas.  
La mayor parte de la población vivía de la hortelania , pero había dos fechas en que tenían que atender otras labores, eran la siega de los cereales y su trilla y la vendimia. La siega empezaba por San Juan y la trilla a últimos de julio y Agosto. Los hortelanos como no tenían mas que una caballería hacían la siega a mano, bien solos o en acuerdo con otros vecinos por un sistema que llamaban tornapeón. También venían a segar valencianos, a sueldo naturalmente y eran gente muy preparada, valían casi como dos del pueblo. Me encontré a uno de éstos en Peñiscola, que cada año venia por tierras de Sangüesa y me decía que era una vida durísima durante un par de meses que les duraba la faena. Dormían en el campo, con una gavilla por almohada y con las primeras luces del día empezaban a trabajar hasta el oscurecer y casi siempre bebiendo agua caliente a pesar de los rallos, (botijos).Con dos o tres gavillas, hacian una piramide y dejaban pasar el aire y alli a la sombra colocaban el rallo, que por lo menos hasta mediodia daba agua fresca  Eso sí, a mediodía descansaban con la siesta, pero siempre trabajaban a destajo. Había en Sangüesa tres grupos de eras para trillar, las de Santa María que las regalo el Ayuntamiento después de la inundación al que se la quiso hacer, las de Roquillas debajo del Campo del Pino que tenia en su centro la balsa de Cadenas  que se mantenía todo el año y las de Santiago donde se ha construido el barrio de la Magdalena.
La vendimia generalmente  también se hacía a tornapeón  pues el mes de octubre es muy inestable, podía llover e interesaba tener las uvas en casa. Colocaban un artilugio en la calle para poder descargar los cuévanos que traían en el baste las caballerías y por la noche los hombres las pisaban con los pies y de allí a la cuba a fermentar. Me estoy refiriendo a los hortelanos, pues los labradores, como tenían grandes superficies de cereal y viña, ya tenían algún medio mecánico para efectuar estas labores. Había muchas bodegas en los sótanos de las casas y varios lagos, donde se cocían las ubas y producía el vino. Los vinos de menos graduación se consumían en el invierno y en el verano los mejores pues aguantaban más y aquellos se solían picar (avinagrar). Era común haber tres o más bodegas abiertas al publico al mismo tiempo y los que tenían vinos mediocres, procuraban no coincidir con los mejores, pues tenían las cubas abiertas mas tiempo con peligro de picarse el vino. Donde había bodega abierta, colocaban en el balcón un palo con una cuerda que sostenía un pendón, un trozo de papel doblado.   
Os invito a que veais en Internet mi página Web www.historiadesanguesa.es  en donde en forma resumida expongo mis trabajos de 25 años . Por ejemplo,cada registro de Nacidos, Bodas y Difuntos desde 1574 al año 2000 contiene 24 datos (millón y medio sólo estos archivos) padres, abuelos, lugares de nacimiento y otros , así como otros cuarenta trabajos sobre Diezmos, Toponimos ,etc.
Continuará.

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