Como vemos la fiesta de San Román patrón de los hortelanos en Sangüesa es antiquísima y aquí presentamos un Pregón del año 1618 donde manda a todos lo vecinos que enciendan hogueras y luminarias y manda pregonarlo a son de trompeta y voz de pregón por los cantones acostumbrados .En la Parroquia de Santiago hay una hermosa Capilla donde se guardan sus reliquias. Yo como me he criado en la huerta recuerdo que mi abuelo Sebastian Pina, el víspera desde Pastoriza tiraba el cohete a las doce y todos los hortelanos dejaban de trabajar, cargaban sus caballerías sobre todo de fruta , melocotones, melones y sandias y se iban a casa. A media tarde toda la gente mayor se arreglaba y se iba a Vísperas y una vez acabadas, a las tabernas, pues siempre había más de una abierta. Recuerdo que en la Plaza de la verdura hoy convertida en calle, las mujeres hortelanas adornaban las puertas de la entrada con ramas sobre todo de calabazas y melones que son muy largas. Por la noche se hacía baile con guitarras y bandurrias. Un año que mi abuelo era el Mayoral de la Cofradía y vivía en la calle del Horno, se pusieron en el balcón del primer piso la rondalla ,cuatro o cinco guitarras y un par de bandurrias y tocaba mi tío Cola. En la calle se armaba un baile de tomo y lomo y entre valses y jotas se les hacían las once de la noche. Al día siguiente , día de fiesta , por la mañana a Misa Mayor y después el paseo por la calle Mayor y la gente mayor a dar vueltas por los bares y tabernas. Cuando se armaba el paseo era por la tarde, vueltas y vueltas, las chicas con las chicas y los jóvenes con los jóvenes, solos .Voy a contar una anécdota que todavía me acuerdo. Resulta que iba una cuadrilla de chicas agarradas del brazo y detrás otra de jóvenes. Me llamó uno de estos de la cuadrilla de mi hermano José y me dijo , Si le levantas la falda a la María te doy un cuatro (cinco céntimos ).Yo que era un cohete (ahora voy con bastones ) acepté y ni corto ni perezoso me acerque a las mozas por detrás y al ir a levantarle a la citada María las faldas , se volvió y me dio una torta en el oído que al cabo de ochenta años aún me retumba. Esta anécdota ha hecho que la moza que más me acuerde de aquellos tiempos sea la Maria de Pedrete , más espabilada que el aire, seguramente de reojo vio que los mozos hablaban conmigo ,se imaginó de que se trataba y cuando yo cogí carrerilla, ella se volvió y me dio un tortazo en el oído, que repito aún me retumba. ¡Glorioso San Román!
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