Interesante. Voy a explicar como funcionaban las tabernas en Sangüesa y por extensión en casi toda España. Casi todas las familias tenían algo de viña para su consumo de vino, pero había quien tenía más superficie y el vino sobrante lo vendía. Antes de fundarse la Cooperativa vinícola, estos últimos lo vendían en su propia casa, es decir en el portal montaban una mesa con una cantidad de vasos pequeños y un jarro o palangana con agua.
Naturalmente como tardaban varios días en vender el vino por “chiquiteo” ocurría que había al mismo tiempo varias tabernas abiertas en el pueblo. Los hombres que bebían (casi todos) se trasladaban en grupos de amigos de una taberna a otra Les servían el vino en los vasitos que casi nunca lo bebían del todo y la persona que servía sumergía estos vasitos en la palangana con agua para lavarlos, así uno y otro, montones, hasta que ésta contenía casi más vino que agua, en cuyo momento renovaban el agua. Las mujeres que tenían que comprar vino para su casa, lo hacían por la mañana, cuando los hombres trabajaban, pero si alguna iba cuando había hombres se exponía a lo que dice el Alcalde, que algún gracioso le echase vino. Pero ésto muy reprobable era muy raro, porque si era casada, el marido estaba a obligado a romperle las narices, de frente o a traición y si era soltera, ojo con su padre o hermanos. No sé si en aquellos tiempos era más normal, puesto que el Alcalde lo nombra.
Eran tiempos muy violentos y difíciles y la Autoridad quería mantener a raya a los vecinos, cortando todo género de violencia, sobre todo al toque de la Queda, que era una campana grande que se tocaba de noche no muy tarde, para orientar a los viajeros que venían de noche a Sangüesa y a la primera campanada, todos a casa.
El Bando.
Don Juan Manuel Monreal, Alcalde y Juez Ordinario en lo Civil y Criminal de esta Ciudad
Hace saber hace saber a todos los vecinos, habitantes y moradores, que por repetidas Leyes y Probidencias dictadas por sus antecesores está dispuesto y mandado, que toda clase de personas no se mantengan a deshoras paradas en las esquinas por las malas consecuencias que de ello se siguen, como también que las tabernas se cierren a la hora de la Queda, y que no haya diversiones durante los Divinos Oficios. Por Tanto, ordena y manda que se cierren las tabernas a las primeras campanadas de la Queda pena de un duro de multa. Que no jueguen a juegos prohibidos ni otros durante los Divinos Oficios.=Que ninguno se detenga en las calles ni esquinas después de cerradas las tabernas.= Que no ultrajen a ninguna mujer que vaya por vino a la taberna ny le hechen vino.= Que no tiren piedras en las calles, eras de Santiago ny otro parage, que en todo lo referido serán castigados con rigor.
Y para que lo referido llegue a noticia de todos y no se alegue ignorancia, se manda publicar. Sangüesa 22 de mayo de 1818.
Juan Manuel Monreal. Alcalde.
Con acuerdo del Sr. Alc.e.
Jose María de Oneca, Secrtº.
Naturalmente como tardaban varios días en vender el vino por “chiquiteo” ocurría que había al mismo tiempo varias tabernas abiertas en el pueblo. Los hombres que bebían (casi todos) se trasladaban en grupos de amigos de una taberna a otra Les servían el vino en los vasitos que casi nunca lo bebían del todo y la persona que servía sumergía estos vasitos en la palangana con agua para lavarlos, así uno y otro, montones, hasta que ésta contenía casi más vino que agua, en cuyo momento renovaban el agua. Las mujeres que tenían que comprar vino para su casa, lo hacían por la mañana, cuando los hombres trabajaban, pero si alguna iba cuando había hombres se exponía a lo que dice el Alcalde, que algún gracioso le echase vino. Pero ésto muy reprobable era muy raro, porque si era casada, el marido estaba a obligado a romperle las narices, de frente o a traición y si era soltera, ojo con su padre o hermanos. No sé si en aquellos tiempos era más normal, puesto que el Alcalde lo nombra.
Eran tiempos muy violentos y difíciles y la Autoridad quería mantener a raya a los vecinos, cortando todo género de violencia, sobre todo al toque de la Queda, que era una campana grande que se tocaba de noche no muy tarde, para orientar a los viajeros que venían de noche a Sangüesa y a la primera campanada, todos a casa.
El Bando.
Don Juan Manuel Monreal, Alcalde y Juez Ordinario en lo Civil y Criminal de esta Ciudad
Hace saber hace saber a todos los vecinos, habitantes y moradores, que por repetidas Leyes y Probidencias dictadas por sus antecesores está dispuesto y mandado, que toda clase de personas no se mantengan a deshoras paradas en las esquinas por las malas consecuencias que de ello se siguen, como también que las tabernas se cierren a la hora de la Queda, y que no haya diversiones durante los Divinos Oficios. Por Tanto, ordena y manda que se cierren las tabernas a las primeras campanadas de la Queda pena de un duro de multa. Que no jueguen a juegos prohibidos ni otros durante los Divinos Oficios.=Que ninguno se detenga en las calles ni esquinas después de cerradas las tabernas.= Que no ultrajen a ninguna mujer que vaya por vino a la taberna ny le hechen vino.= Que no tiren piedras en las calles, eras de Santiago ny otro parage, que en todo lo referido serán castigados con rigor.
Y para que lo referido llegue a noticia de todos y no se alegue ignorancia, se manda publicar. Sangüesa 22 de mayo de 1818.
Juan Manuel Monreal. Alcalde.
Con acuerdo del Sr. Alc.e.
Jose María de Oneca, Secrtº.
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