EL MAQUIS
(IV)
Conocí en el cuartel de la
Guardia Civil de Yesa ( Navarra) un sargento que lo acababan de ascender. Era
alto, fuerte como buen aragonés y me explicó su historia. Resulta que una noche
estaba al mando de seis guardias en una borda del monte y con ellos iba un
confidente , es decir un maquis arrepentido que les guiaba por el monte. Estaban
jugando a las cartas matando el tiempo antes de irse a dormir y tenían los
fusiles ametralladores recostados en la pared uno al lado de otro. De pronto el confidente les dijo ¡Voy
a hacer mis necesidades! y se salió, pero a escondidas se llevó un fusil. Esto fue
advertido por este guardia que estaba de cara a la puerta y estuvo vigilante y
de pronto se abrió la puerta y fusil en mano soltó una ráfaga de balas y mato a
todos menos a nuestro guardia que al abrirse la puerta instintivamente se
agachó y escondió debajo de la mesa. El confidente huyó y rápidamente nuestro
guardia aviso por radioteléfono a sus superiores de lo que había sucedido. Los
superiores montaron el dispositivo y a la mañana siguiente lo detuvieron. A
nuestro guardia en pago de este servicio lo ascendieron de Cabo lº a Sargento y
este hecho figurará en los papeles secretos de la Benemérita , pues seguramente
al confidente lo fusilarían allí mismo en vez de llevarlo a la prisión. Yo le pregunté
a nuestro guardia de cómo pudo preveer lo que iba a pasar y me dijo que cuando
uno tiene la responsabilidad sobre varios hombres el cerebro funciona de otra
manera , pues no solo mira por su supervivencia en este caso sino por la del
grupo, por eso se fijó que el confidente se había llevado un fusil y él siempre
estaba de cara a la puerta por si sufrían un ataque de los bandoleros.
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