Los años de la guerra fueron muy malos, pero los de la postguerra tampoco fueron nada buenos. Mis padres vivían de la hortelanía en Sanguesa y a mi lo que me gustaba era estudiar, así que a la primera ocasión qu tuve la abandoné y me fui voluntario a la Escuela de Automovilismo del Ejercito en Madrid.
Allí, dentro de mil anécdotas que contar (como todo el mundo), me sucedió ésta de la bola de oro. Yo pensaba que el oro sólo corría en el mercado en lingotes, pero aquel día me enteré que también lo hacia en bolas. Mil veces he soñado con tener una bola de oro y enseñársela a mis amigos, pero hasta ahora y tengo 87 años no lo he conseguido aunque nunca hay que perder la esperanza.¿ Verdad que tiene que ser bonita, tan limpia y reluciente? ¡ Una bola tan grande como el mundo, que no cesa de rodar! Soñar no cuesta dinero… .
Allí, dentro de mil anécdotas que contar (como todo el mundo), me sucedió ésta de la bola de oro. Yo pensaba que el oro sólo corría en el mercado en lingotes, pero aquel día me enteré que también lo hacia en bolas. Mil veces he soñado con tener una bola de oro y enseñársela a mis amigos, pero hasta ahora y tengo 87 años no lo he conseguido aunque nunca hay que perder la esperanza.¿ Verdad que tiene que ser bonita, tan limpia y reluciente? ¡ Una bola tan grande como el mundo, que no cesa de rodar! Soñar no cuesta dinero… .
No hay comentarios:
Publicar un comentario