martes, 17 de marzo de 2009

Beatos Bandres y Vique 1936(I)

ANTECEDENTES
Han pasado 72 años y estos acontecimientos ya son HISTORIA y como tal deben de ser estudiados y comprendidos, situándonos en el espacio y en el tiempo, junto con las circunstancias en que se produjeron. Por esta misma razón, nuestros actuales problemas de SIDA, paro y terrorismo, en el año 2060 serán casi incomprensibles, para las generaciones que vivan entonces.
La aparición de la República en 1931 coincide con una continua inestabilidad social, huelgas, atentados, quema de conventos y sobre todo la Ley de Azaña, que pretende dar de baja a casi toda la oficialidad sobrante del Ejército. Los partidos políticos se enfrentan entre sí, cada uno apoyado por su prensa de una forma violenta, hasta una situación casi irresistible. Militarizan sus juventudes con uniformes, instrucción militar, desfiles y concentraciones. Los comunistas, socialistas y anarquistas toman de modelo la Revolución Rusa y los carlistas y falangistas lo contrario. Todo en un ambiente de crispación y de preguerra. Sólo falta la chispa que encienda la mecha ya preparada.
El 18 de julio de 1936 estalla la guerra civil. Los militares toman el papel de salvadores de la Patria y mandados por el general Franco se dirigen de África hacia Madrid. Los carlistas defensores acérrimos de su rey y de la religión, se alzan en armas en Navarra apoyando a los militares. Comienza la guerra. Durante mes y medio los campos y montes de España se llenan de cadáveres de uno y otro bando, fusilados sin ninguna clase de juicio por los violentos de uno y otro lado. Mas de 150.000 españoles pagan con su vida unas u otras ideas.
En lo que se llamó zona roja (al estilo de Rusia, por el ejército rojo), Madrid, Barcelona, el Levante y Andalucía, no quedó un sacerdote ni fraile vivo y el que no murió fue porque se ocultó. En Barcelona, un claretiano se hizo pasar por el “miliciano Remigio” y en la farmacia del Sr.Xercavins se suministraba de dinero para entregar a los religiosos Claretianos que estaban escondidos en domicilios particulares. Conocí a un fraile Hno.Marista que estuvo los tres años de la guerra escondido en el sótano de una casa de campo, en Villafranca del Cid (Castellón) y sólo conocían este hecho sus padres y su hermano mayor. Lo mismo sucedió con los militares y los terratenientes o murieron o se ocultaron. En Barcelona era una temeridad ir de sombrero y con un traje decente por la calle. El gobierno para combatir a los militares repartió armas al pueblo y naturalmente sobre todo en Madrid y Barcelona, la población quedó a merced de los más violentos e indeseables. Hay que imaginarse a estas personas dueñas de la calle, de la vida y de las haciendas. Fue horroroso según cuentan los que lo padecieron. Casi todos eran anarquistas ya que los comunistas aún tenían poca presencia.
En la zona llamada nacional, era lo contrario. Los carlistas, la falange y los militares eliminaron a todos los que no coincidían son sus ideas. La Iglesia le dio a la guerra categoría de Cruzada (guerra Santa del Islam) y fomentó por todos los medios la
exaltación religiosa, que llegó a unos extremos jamás conocidos. Los muertos en la guerra eran Mártires de la Patria y como morían por Dios iban derechos al cielo.
El resultado de la guerra no podía ser otro. Los rojos no tenían mandos intermedios profesionales, ya hemos dicho que la Ley de Azaña afectaba a todos ellos y por lo tanto eran contrarios al Gobierno. Ascendieron soldados a la categoría de oficial, no por sus conocimientos militares sino por su valor, que era mucho, lo cual originó gran cantidad de bajas inútiles. Aunque tenían generales, el mando de sus tropas en el frente generalmente lo ejercían personajes que se hicieron muy famosos como Lister, el Campesino, Durruti, a los que les sobraba valor repito pero carecían de arte militar.
El primer muerto que hubo de Sangüesa por causa de la guerra fue D. José Tomas Fernández Unzué, nacido el 7 de marzo de 1892,de la Casa de Colino de la calle Mayor num.12 y que era Comandante del Ejercito en Barcelona. En el año 1934, cuando la sublevación de la Generalitat para conseguir el Estatuto de Cataluña, se dirigió con su Unidad desde el Cuartel del Bruch en Pedralbes hasta la Plaza de San Jaime, que tomó militarmente. En el palacio de la Generalidad, él personalmente detuvo a su Presidente Sr. Companys escondido en el balcón exterior detrás de una persiana grande de madera.
En 18 de julio de 1936 se repitió la misma operación. Fernández Unzué bajó con sus tropas a la Plaza de San Jaime pero al pasar por la calle Pelayo, las fuerzas de la Guardia Civil, que se habían puesto a las órdenes del Gobierno, desde las azoteas atacaron a los soldados y los hicieron huir y refugiarse en la Universidad situada en la Plaza del mismo nombre. Fernández Unzué y sus soldados se rindieron y aquél fue llevado preso al barco Uruguay (convertido en prisión) y los soldados y falangistas fueron internados en el actual Palacio del Cinema, donde estos últimos fueron bárbaramente apaleados antes de ser pasados por las armas. El día antes de ser fusilado en Montjuich, se casó con la que era su novia (un valiente y bello gesto de amor en aquellos momentos tan trágicos) Dª Pepita Sacanelles, hija de un coronel y que fue la que me comunicó personalmente estos datos en el año 1947. Posteriormente me los confirmó D.Jose Jiménez Landa nacido en Tafalla, que hacía el servicio militar obligatorio de soldado en esa Unidad.

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