Este es el primer Censo que se elaboró después de la gran inundación que asoló la Ciudad de Sangüesa. Vemos que da comienzo con el detalle de las casas útiles y las destruidas por la crecida del río. De todas maneras vemos que a los diez años de aquella tragedia ya se habían reconstruido muchísimas casas, pues en aquel momento se dijo que solo habían quedado en pié 39 , por lo tanto han sido reconstruidas 265. Fue un período en el cual de desataron las bodas y por lo tanto los nacimientos. Se observa la gran mortalidad que hay entre los de 50 años a 60 que constan 200 individuos, de 60 a 70 ya bajan a 62, de 70 a 80 hay 15 y más de 80 solamente tenemos 1 persona, por cierto es varón. Quedan los restos de su antigua prosperidad, pues hay doble cantidad de propietarios autónomos que de jornaleros, con 15 pastores luego había otra vez mucho ganado lanar y cabrio, 12 sastres y sobretodo 10 fabricantes de aguardiente. Esto es debido a que en aquellos tiempos, casi todos los hombres ( y después incluyo a mi padre) tenían la costumbre de ir a misa al amanecer (misa de la Aurora) y se ponían un pedazo de pan en el bolsillo y al salir de misa se iban a las tabernas y se lo comían con una copa o dos de aguardiente, que ahora lo llaman orujo. De ahí que hubiese diez fabricantes en aquella fecha cuando en 1787 no quedó ni una caldera.
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